¿Y estás manejando Cabify?

«Sos periodista ¿Y estás manejando Cabify?» y a continuación siguieron risas burlonas hacia mí.

Dos pasajeros, veintitantos, subieron en Palermo después de jugar al tenis. Lo primero que pensé cuando me preguntaron si había estudiado y que, porque les llamo mi atención mi juventud pese a estar a meses de tener 30, era la de entablar una charla entre personas de parecida edad.

Después de decir mi profesión fue ese tajante «y estás manejando Cabify» mientras ambos largaron la carcajada. Soporté los 20 minutos restantes de viaje con un nudo en la garganta y sin escuchar si siguieron o no burlándose de mí. Me negué a escuchar o ver por el espejo algo.

Cuando llegué al destino, con pago en efectivo, escuché «son $1000 y toma $10 de propina así seguís así, periodista».

No terminé de arrancar que no aguante el llanto. Tuve que frenar en una estación de servicio porque no podía seguir. Venía luchando con mi cabeza de sentirme frustrado por no poder estar haciendo nada relacionado al periodismo en un medio.

Fue y es duro, decidí salir a hacer viajes para ganarme el dinero dignamente hasta que aparezca algo de lo que me recibí. No sé si estos dos pibes estudiaron o estudiarán, no me interesa tampoco, pero el menosprecio hacia el otro por una profesión o por no poder ejercer es dañino. No saben quién está manejando y cuánto puede afectar un comentario así.

Si son pasajeros/as de quién sea, tenga o no una profesión, no tomen el hecho de ser chofer como algo indigno. Es todo lo contrario, es digno, es remar hasta que aparezca en lo que te recibiste. Y lo digo orgulloso: soy feliz de ser periodista, de haber elegido tan hermosa profesión y soy feliz haciendo algo temporal como manejar para una app porque me ayuda en un montón de cosas y me gano mi propia guita.

Y a ellos dos no les deseo lo peor, porque ya debe ser difícil levantarse todos los días siendo así de miserables.

Mauro Ezequiel Grande