No hay mal que por bien no venga

Hace unos 6 años me ofrecieron un trabajo en Europa; una posición que cubría perfecto: hacía match con mi perfil, conocía a la empresa, a su competencia… todo era perfecto. Así que mi novia y yo, decidimos ir. Vendimos nuestros pocos muebles, nuestro viejo coche, e hicimos un par de trámites. Para esto, mi futura esposa y yo estábamos a unos meses de ser padres, y eso complicaba un poco la decisión, pero teníamos poco que perder.

Nos íbamos con la idea de una nueva vida, un sueldo mayor, mejores oportunidades, calidad de vida…

Tenía que volar rápido, así que mi novia, y futura madre de nuestra hija, se quedó a encargarse de los trámites, con la intención de alcanzarme en algunos meses. Me despedí, hice mi maleta y me fui.

Pasaron 3 meses y, un Jueves, mi jefe me llamó a una sala de juntas y me comunicó que habían tomado la decisión de despedirme. Decisión que considero correcta, pues mis resultados habían sido malísimos, y poco tuve que decir, más que agradecer la oportunidad. Así que nos despedimos, me mandó mi boleto de avión, y 2 días después estaba volando de vuelta a México.

Fue un largo viaje, con 3 escalas, más de 40 horas, así que tuve tiempo para pensar y sufrir un poco. Estaba aterrado: a punto de ser padre, nuestras cuentas estaban vacías, no me habían liquidado, no teníamos muebles, coche, nada. Éramos mi novia, nuestra futura hija y yo desempleado.

Sabía que lo único que no podía hacer, era esperar el milagro, así que mientras empecé a enviar CVs, se me ocurrió buscar a un viejo proveedor para pedirle que me “pasara unas campañas” para generar un dinero extra. Ese mes, con una tarjeta de crédito, me gasté unos $8,000 pesos, y generé $11,000, es decir que gané $3,000 pesos. Muy poco comparado con mis últimos salarios, pero a fin de cuentas un margen en mi primer mes.

Ese “proveedor” al que se me ocurrió mandarle un mensajito, fue el primer cliente de Leadgenios | Performance Marketing.

Pasaron un par de meses, recibí 3 ofertas, todas con mejores condiciones que mi último empleo. Rechacé las 3.

Hoy me siento tan feliz y afortunado de haber tenido malos resultados en Europa. Tan agradecido de que me hayan corrido. Hoy me siento orgulloso de la empresa que se formó ese día sombrío y deprimente. Hoy somos más de 40 PERSONAS IMPRESIONANTES trabajando en Leadgenios, personas que han confiado en el proyecto, y que todos los días se levantan para dar lo mejor de sí y para lograr los mejores resultados para nuestros clientes. Hoy tenemos 4 oficinas en 3 continentes y más de 100 clientes. Hoy me levanto cada día con el compromiso de cuidar este proyecto, de cuidar a mi equipo y de lograr resultados para ellos, por que ellos cuidan este proyecto.

Hay un dicho latino que dice: “No hay mal que por bien no venga.”
Y vaya que en mi vida ese dicho se ha dado. Así que siempre que las cosas van mal, confío en que lo único que tengo que hacer, es ocuparme, en lugar de preocuparme. Te invito a hacer lo mismo, nunca falla.

Santiago Fernandez Vila

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